sábado, 25 de enero de 2020

Barrera de protección






Apariciones
fragmentos de memoria
-no tan útiles-
palabras para borrar tus ojos
[el brillo
el brillo
el brillo]
-no tan útiles-
las palabras
ni las demás sonrisas
ni las historias que rehice
en tu ausencia
porque hoy
duele
-lo que no debía haber dolido-
y las cenizas cuajan
todo aquello que no dije
porque tú
te protegiste
-nos protegiste-
del desastre
¿del desastre?





miércoles, 22 de enero de 2020

Crecer.



Hoy, tras llevar dos pequeñas macetas a la clínica, recordé todas las plantas y/o cactus que no sobrevivieron a mis cuidados, que murieron por exceso de agua, o por exceso de olvido. Recordé también que el año pasado adopté a Viruta y Capulina, los primeros dos cactus que consiguieron seguir viviendo a mi lado. Finalmente, recordé esa película de Sandra Bullock que tantas veces he visto (por gusto y acompañando también a los pacientes) en la que el personaje principal entra a un programa de rehabilitación de adicciones; en una de las escenas finales de esta película vemos, spoiler, cómo la sugerencia es: compra una planta, si sobrevive ten una mascota, si sobrevive: estás listo para una relación. 
Curioso es que hace una semana y un día dije: "estoy lista", fue una revelación bastante inesperada, hasta para mí, porque, en apariencia, no había reflexionado al respecto, había reflexionado sobre muchas cosas, pero no sobre eso.
 Ahora bien, ¿para qué estoy lista? Para tener una relación, para enamorarme, para hacer un lado el miedo, o hacer las cosas aun con miedo, aun con todo el miedo del mundo. Y no, eso no significa que las cosas vayan a pasar ya, o pronto, o instantáneamente, sólo significa que después de haberme convertido en la "reina de los fracasos", reales o imaginarios, he aceptado que un fracaso más, y otro, y otro, y otro, no significan absolutamente nada; no me convierten en otra persona; no endurecen mi corazón y ni siquiera me vuelven sombría y triste. 
Nidia aseguró hoy que esas plantas morían porque de seguro les puse demasiada agua. Es cierto, mi dinámica era darle a esas plantas más de lo que necesitaban, o más de lo que pedían; dar y dar y dar sintiendo que esa era la mejor manera de cuidar y de hacer crecer a otro ser vivo; y no hablemos de mis relaciones porque, ahora entiendo, cómo fue que estas se ahogaron muy muy lentamente. ¿Saben que pasa cuando gastamos todos los cuidados y atenciones en el otro aun y cuando este no los pida o necesite? Nos olvidamos de proporcionarnos esos cuidados a nosotros mismos, y quizá por eso estoy ahora lista; porque al fin estoy regándome a tiempo, exponiéndome al sol y recibiendo los nutrientes que necesito para crecer y no desfallecer aun en los días de tormenta. Incluso venir y escribir todo esto, es abonar a mi espíritu que tantas cosas se guardó por años. Me estoy permitiendo ser, y que bonito, ¿no?
Fui a instagram a buscar la foto de Viruta y Capulina y a verificar la fecha en que llegaron: 1° de junio. Más de siete meses conmigo, vivitos y más grandes que cuando llegaron. Son los mismos meses en los que ocurrieron un montón de cosas en mi vida: mi cambio de turno, aprender a manejar, lidiar con mi ansiedad social, quebrarme, volver a terapia, decirle definitivamente adiós a mi ex, los mismos meses de buscar y buscar y no encontrar. Los mismos siete meses que solo podría resumir en una frase: aprender, y crecer.
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domingo, 19 de enero de 2020

Tiempo




quisimos  esperar
el  tiempo  es algo  que  se desgarra
eso
el  minuto
el  segundo
lo que lacera
desgarra
duele
quisimos esperar
yo espero.


22 diciembre 2019.

sábado, 18 de enero de 2020

Se sabe

Vine a este café buscando valentía,
no lo conseguí, se sabe,
los cobardes siempre esperamos
al golpe de suerte que nos salve.

jueves, 2 de enero de 2020

Imposibilidad

Quise describirte
nombrar la emoción
hablar de esto
narrar cómo/cuándo
o si ocurrirá.

Traté de poner palabras
deletrear tu voz
explicar lo que tú
lo que en silencio yo.

Intenté reseñar
el sentimiento
no fue posible
no hay forma
no existe nada que describa
esto
justo esto
en el borde de mis ojos
el brillo
la incandescencia
la pequeña llama
que enciende
todo el espacio en el que habito.

Quise describirte
no podría
simplemente
solamente:
Eres.

miércoles, 1 de enero de 2020

¿Por qué siempre quiero correr?



Quiero correr en momentos en los que lo ideal sería caminar; caminar muy lentamente, dar pasos breves, cuidar bien en dónde piso y no caer, procurar no caer; pero en lugar de tomar todas esas previsiones mi mente me ordena acelerar, empezar a trotar para luego correr, dando tumbos, perdiendo total conciencia del suelo que piso y con el riesgo de salir herida leve o gravemente. 
Y lo curioso es que a veces prefiero las raspaduras con tal de estar en el final, con tal de tener ya la certeza de lo que está pasando sin importar las heridas, ni lo precipitado y absurdo de la carrera.
Medito sobre esto porque deseo ser paciente; necesito ser paciente; realmente quiero caminar, realmente deseo ser capaz de esperar a que sea el momento exacto para caminar; realmente no quiero salirme de ese camino no importa cuánto tiempo me tome recorrerlo, y me pregunto, ¿lo lograré?

Es marzo otra vez

 Es marzo otra vez. Se acumuló la vida. La ansiedad siguió. El home office terminó por agotarnos. Odiamos a los idiotas del Covid. Sentimos...