miércoles, 1 de enero de 2020

¿Por qué siempre quiero correr?



Quiero correr en momentos en los que lo ideal sería caminar; caminar muy lentamente, dar pasos breves, cuidar bien en dónde piso y no caer, procurar no caer; pero en lugar de tomar todas esas previsiones mi mente me ordena acelerar, empezar a trotar para luego correr, dando tumbos, perdiendo total conciencia del suelo que piso y con el riesgo de salir herida leve o gravemente. 
Y lo curioso es que a veces prefiero las raspaduras con tal de estar en el final, con tal de tener ya la certeza de lo que está pasando sin importar las heridas, ni lo precipitado y absurdo de la carrera.
Medito sobre esto porque deseo ser paciente; necesito ser paciente; realmente quiero caminar, realmente deseo ser capaz de esperar a que sea el momento exacto para caminar; realmente no quiero salirme de ese camino no importa cuánto tiempo me tome recorrerlo, y me pregunto, ¿lo lograré?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es marzo otra vez

 Es marzo otra vez. Se acumuló la vida. La ansiedad siguió. El home office terminó por agotarnos. Odiamos a los idiotas del Covid. Sentimos...