lunes, 29 de marzo de 2021

Es marzo otra vez




 Es marzo otra vez.

Se acumuló la vida.

La ansiedad siguió.

El home office terminó por agotarnos.

Odiamos a los idiotas del Covid.

Sentimos miedo.

Siguió la indignación.

Luego vino la furia.

La llama.

El fuego.

El incendio.

Finalmente 

la destrucción.

lunes, 12 de octubre de 2020

El tiempo

 




Vine aquí en febrero por última vez, en medio de una crisis de ansiedad, y lidiando con un montón de cosas que habían salido mal, y ¡vaya que han pasado cosas desde entonces! Algunas de estas historias se quedaron en conversaciones de café, otras están registradas en mi "Diario de ansiedad" y otras simplemente las guardé y quizá hasta  las haya olvidado ya.

Desde hace tiempo tenía ganas de venir y contar que no todo ha sido malo en este 2020, que sí, han pasado un montón de cosas que jamás hubiésemos deseado que ocurrieran, pero que también la vida se ha abierto camino entre tanto desastre; tenía ganas de escribir que he vuelto a sonreír; a sentir; a creer en la felicidad; que me he vuelto a enamorar, pero sobre todo, que por fin estoy aprendiendo a amar sin ansiedad, sin angustia y con la calma que, definitivamente, siempre necesite.

Ella es en gran parte responsable de que todo esto que estamos viviendo sea tan bonito, pero, saben, también soy responsable, porque al fin admití que me merecía una relación así de bonita, porque al fin empiezo a crecer como ser humano y a respetarme como siempre debí de hacerlo; y es lindo, es una sensación realmente linda saber que soy la única persona que puede hacerme crecer y procurarme felicidad; Eunice es el resultado de mucho trabajo, Eunice y yo, juntas, somos el resultado del amor, sobre todo del amor propio, y no quería dejar pasar otro día más sin compartirlo; quizá porque un recuerdo en Instagram me dijo que hace un año empecé psicoterapia, que llegué con el corazón bastante despostillado, y que diariamente trato de hacerle los ajustes necesarios. 

Es bueno también, ¿no?, hablar de cosas lindas, de avances, de historias que se convertirán en recuerdos agradables, es bueno, bueno y también necesario, ¿no?


sábado, 29 de febrero de 2020

Panic Attack




Cuatro -o más-
de los siguientes síntomas
-cuatro o más-
el ahogo
el temblor
la sacudida
-cuatro o más-
el malestar intenso
imprevisto
recurrente
en minutos
la máxima expresión
la náusea
la asfixia
el miedo
intenso
a morir
volverse loco
irreal
despersonalizado
el malestar
intenso
el hormigueo
la piel y cada grieta
aturdimiento
gritos
llantos
el malestar
intenso
intenso
intenso.

jueves, 27 de febrero de 2020

Nos equivocamos

Para Nidia.






Somos aquello
que no
aquello que fue
y no es más
que sombra perdida
del lejano ayer.

Y entonces 
creemos ser
aquello que no renacerá
escombro
despojo
sombra.

Nos equivocamos:
aún en la herida
la luz deja huella
renace entonces
aquello que sí
lo que seremos
lo que transformado
se vuelve fuerza
cimiento
fuego
sonrisa.

Nos equivocamos
del silencio
del más crudo silencio
surge la voz perdida
y brota
el fuego
que ahora 
-que definitivamente ahora-
somos.

martes, 25 de febrero de 2020

Rebobinar



Hubo una pausa
-el desastre-
¿qué búsqueda infructífera
iniciaré hoy?

Hubo una pausa
-la rasgadura-
un leve respiro
-la abolladura-
un minuto para mí
-de nuevo el golpe-
¿A dónde viajará una vez más
mi desconcierto?

Hubo una pausa
-un nuevo daño-

24 de febrero de 2020.

Traición.



Que difícil es ser
-no ser-
esto
que escurre a mitad del día
que calla mientras
-dentro-
una fila de arañas
surca el epitelio
la carne
el borde de
las células.

Que triste ser -no ser-
el rincón más alejado
donde no llegan 
palabras
-ecos-
de lo que quisieras y 
no escuchas.

Que difícil ser
el abrazo que llega
-el que no llega-
el fingido sonar de las gaviotas
ahí
donde no existes
ni tu nombre
ni la sensación de estar 
fuera de todo
de tu cuerpo
que no es más que la traición
de lo que fuiste.

21 de febrero de 2020 a mitad de un ataque de ansiedad.

Es marzo otra vez

 Es marzo otra vez. Se acumuló la vida. La ansiedad siguió. El home office terminó por agotarnos. Odiamos a los idiotas del Covid. Sentimos...