lunes, 12 de octubre de 2020

El tiempo

 




Vine aquí en febrero por última vez, en medio de una crisis de ansiedad, y lidiando con un montón de cosas que habían salido mal, y ¡vaya que han pasado cosas desde entonces! Algunas de estas historias se quedaron en conversaciones de café, otras están registradas en mi "Diario de ansiedad" y otras simplemente las guardé y quizá hasta  las haya olvidado ya.

Desde hace tiempo tenía ganas de venir y contar que no todo ha sido malo en este 2020, que sí, han pasado un montón de cosas que jamás hubiésemos deseado que ocurrieran, pero que también la vida se ha abierto camino entre tanto desastre; tenía ganas de escribir que he vuelto a sonreír; a sentir; a creer en la felicidad; que me he vuelto a enamorar, pero sobre todo, que por fin estoy aprendiendo a amar sin ansiedad, sin angustia y con la calma que, definitivamente, siempre necesite.

Ella es en gran parte responsable de que todo esto que estamos viviendo sea tan bonito, pero, saben, también soy responsable, porque al fin admití que me merecía una relación así de bonita, porque al fin empiezo a crecer como ser humano y a respetarme como siempre debí de hacerlo; y es lindo, es una sensación realmente linda saber que soy la única persona que puede hacerme crecer y procurarme felicidad; Eunice es el resultado de mucho trabajo, Eunice y yo, juntas, somos el resultado del amor, sobre todo del amor propio, y no quería dejar pasar otro día más sin compartirlo; quizá porque un recuerdo en Instagram me dijo que hace un año empecé psicoterapia, que llegué con el corazón bastante despostillado, y que diariamente trato de hacerle los ajustes necesarios. 

Es bueno también, ¿no?, hablar de cosas lindas, de avances, de historias que se convertirán en recuerdos agradables, es bueno, bueno y también necesario, ¿no?


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